Hoy conocemos una noticia importante para todos aquello que
les gusten los marsupiales y la fauna indígena australiana. El diablo de Tasmania,
un pequeño marsupial preocupó a muchos ecólogos por su extraña enfermedad, pero
esto puede cambiar gracias a la investigación.
Los diablos de Tasmania padecen en muchos casos en estado
salvaje una enfermedad llamada tumor facial de los demonios de Tasmania. Esta
rara afección se manifiesta en forma de masas tumorales que crecen en la cara
del animal. Se cree que esta es la causa principal de la disminución dela
población del animal, se cree que en los últimos años su población ha
disminuido un 80%. Los primeros síntomas que se pueden apreciar son pequeños
bultitos alrededor del hocico que se acaban transformando en masas tumorales, impidiéndole
comer y muriendo por inanición. La extensión de estos tumores por el cuerpo es
otra de las causas por las que este marsupial muere.
La enfermedad es muy grave debido a que se podría definir
como un cáncer infeccioso, es decir que se puede contagiar de un diablo a otro.
Los científicos suelen apartar a los ejemplares afectados para intentar
mantener sana la población de la zona, al resto de ejemplares se les pone en
cuarentena. Debido a su escasa diversidad genética y una mutación cromosómica
única en los carnívoros son propensos a los cánceres infecciosos.
Lo bueno es que investigaciones recientes afirman que la
población salvaje está evolucionando para sobreponerse a la enfermedad, pero es
muy posible que tras alcanzar la inmunidad a esta enfermedad queden tan pocos
ejemplares que no se viable establecer una población. Seguramente sin la intervención
del ser humano la especie desaparecería en unos 25 años a causa de este
problema.
Tras numerosos estudios se ha conseguido un avance asombroso
en la eliminación de este problema. En 2015 ya se constató la capacidad del
demonio de luchar contra la enfermedad gracias a su sistema inmunológico. Los
nuevos estudios han seguido en la línea de los anteriores. En el experimento se
tomaron siete ejemplares enfermos, estos poseían la enfermedad en un estado no
muy avanzado. Los tumores de los animales no eran superiores al tamaño de una
pelota de golf. Los científicos se valieron de la inmunoterapia para tratar a
los animales y tras un período de tres meses los tumores fueron reduciéndose de
forma gradual hasta desaparecer.
Por primera vez se puede constatar la eficacia de la
inmunoterapia, los tumores han disminuido hasta desaparecer gracias a los
refuerzos específicos del sistema inmunológico de los siete ejemplares. Se cree
que este descubrimiento puede ayudar a la creación de una vacuna que permita
mantener las poblaciones salvajes a salvo. Debido a este suceso, y ante la
posibilidad de que la especie desapareciese en la naturaleza se han creado
muchos centros de cría en cautividad como el Arca del Diablo en nueva Gales del
sur. Estos exitosos programas de cría sumados a la posibilidad de inmunizarlos
podría restablecer las poblaciones perdidas a lo largo de los últimos años.
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