Oso pardo ibérico

Cada vez es más raro ver a un oso pardo en nuestro territorio, la destrucción de su hábitat y su caza en la antigüedad ha hecho que este bello animal corra riesgo de desaparecer. Los ejemplares que se conservan en cautividad como en Cabárceno son una de las esperanzas para que algún día haya una población estable.

Es de tamaño ligeramente inferior al osos europeo pero aún sí sus medidas son considerables. Su longitud desde el hocico hasta la cola es de unos 2,5 metros de longitud y la altura hasta la cruz es de algo más de metro veinte. Los machos son bastante pesados pesando entre 200 y  300 kg mientras que las hembras pesan entre 150 y 200 kg. Sus zarpas son de gran tamaño llegando a medir 11 cm. El pelaje varía mucho de un individuo a otro, los colores van desde el marrón oscuro al dorado claro. Las crías presentan una marca blanca alrededor del cuello que desparece en la primera muda del año, aunque en algunos ejemplares se mantiene parcialmente.

 

Sus sentidos están muy desarrollados, el olfato le permite encontrar carroña a más de un kilómetro de distancia. Su oído no se queda corto tampoco pero su vista no está tan potenciada como estos sentidos, aunque pueden ver en color en la oscuridad. La alimentación es algo curiosa en estos animales, ay que la mayoría de la gente asocia el oso como un buen cazador la mayor parte del año se alimenta de vegetales. Sus molares planos nos revelan la tendencia hervibora del animal aunque sus grandes caninos nos recuerdan que no desaprovecha una oportunidad de cazar o comer carroña. Es frecuente ver a los osos comiendo abundante hierba tras la hibernación complementándola con carroña, solo unos pocos individuos se especializan en la caza de animales grandes.

En la península existen dos poblaciones aisladas, la de la cordillera cantábrica y la de los pirineos. En la cordillera cantábrica se han contabilizado unos 240 ejemplares y en los pirineos entre 30 y 40. Los ejemplares cantábricos tienen un vigor genético mucho mayor que los de los pirineos y su población es bastante estable. En los pirineos debido al escaso número de ejemplares hay una gran preocupación por la genética de estos individuos por lo que se están realizan diversas introducciones para mejorarla, pero la población aún no es estable.